AlgoPoco ha desarrollado tres nuevos artículos para tí. Te enseñarán a vivir un poco mejor en un entorno de incertidumbre radical, donde predecir las consecuencias de nuestras acciones es algo que está lejos de ser trivial. Además, Thomas Mann, premio Nóbel de literatura de 1929 nos llama a abrazar lo nuevo pero sin renunciar a lo antiguo, porque lo antiguo encierra una sabiduría que es necesaria para avanzar hacia el futuro.
Abajo encontrarás una breve reseña de cada uno de los artículos. Si quieres leerlos, solo debes hacer doble click en el título y la página se desplegará.
Apoyar lo nuevo, sin renunciar a lo antiguo. Thomas Mann, en un breve prólogo a Demian, de Hermann Hesse, se refiere a los finales que son también comienzo, y nos recomienda “apoyar lo nuevo, sin renunciar a lo antiguo”. Porque lo antiguo encierra sabiduría, y lo nuevo renovación. “Los mejores servidores de lo nuevo”, nos recuerda Mann, “son sin duda quienes conocen y aman lo antiguo, y lo traspasan a la dimensión de lo nuevo”.
La incertidumbre radical y la antifragilidad. En economía se separa el concepto de riesgo, donde la probabilidad de un determinado evento futuro es conocida, del de incertidumbre, donde ésta se desconoce. Ambas definiciones suponen que la ocurrencia está bien descrita, lo que en el mundo real no es tan frecuente. A menudo la incertidumbre es radical. Y la mejor manera de enfrentar un entono radicalmente incierto es la antifragilidad.
Sobre las consecuencias no intencionadas. Cuando realizamos una acción lo hacemos porque visualizamos una consecuencia. Esa consecuencia es, muchas veces, la que nos mueve a la acción. Sin embargo, es muy común que fallemos el análisis y tomemos decisiones que nos conducen, finalmente, a lugares muy diferentes de aquellos a los que apuntábamos originalmente. Las consecuencias no intencionadas nos sorprenden y muchas veces nos desvían de nuestros objetivos.