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Las grandes mentes discuten las ideas

¿Sueles hablar sobre personas, acontecimientos o ideas? ¿Cómo puedes dedicar más tiempo a las ideas, para discutir sobre cómo puedes mejorar tu vida, ayudar a los demás y cambiar el mundo?

Las grandes mentes discuten las ideas, las mentes promedio discuten acontecimientos, y las mentes débiles discuten sobre personas. 

En este artículo nos referiremos a esta conocida cita, que se atribuye a veces a Eleonor Roosevelt pero, en realidad,  originalmente fue planteada por Thomas Buckle. Su enunciado nos permite distinguir (y priorizar) diferentes tipos de discusiones según su nivel de profundidad.

La cita original de Buckle propone:

Men and women range themselves into three classes or orders of intelligence; you can tell the lowest class by their habit of always talking about persons; the next by the fact that their habit is always to converse about things; the highest by their preference for the discussion of ideas.

Thomas Buckle

Que en español, podría podría traducirse por:

Hombres y mujeres se clasifican en tres clases u órdenes de inteligencia; puedes distinguir a la clase más baja por su hábito de hablar siempre de personas; a la siguiente por el hecho de que acostumbra siempre conversar sobre las cosas; a la más alta por su preferencia por la discusión de ideas.

Thomas Buckle (traducción de AlgoPoco)

Una versión posterior fue enunciada por Eleonor Roosevelt, quien modifica levemente el sentido original al reemplazar la alusión a “las cosas” por “los eventos”. Así, la cita definitiva en su idioma original reza:

Great minds discuss ideas; average minds discuss events; small minds discuss people.

Eleonor Roosevelt

Tres objetos de discusión: las personas, los acontecimientos y las ideas

Comenzaremos por definir los objetos de discusión enunciados en la cita de Roosevelt. Discutir sobre personas significa referirnos a un otro de manera, en general, negativa y chismosa. Referirse a acontecimientos significa hablar sobre los eventos que suceden en todo el mundo. Discutir ideas significa comprender los mensajes de nivel superior detrás de un acontecimiento, buscar avanzar en la comprensión de los significados de la existencia y del comportamiento humano, mirar más allá de lo obvio y encaminarse en la búsqueda de soluciones para aportar de algún modo al mundo.

Las mentes débiles discuten sobre personas.

Algunas traducciones de la cita de Roosevelt en vez de hablar de mentes “débiles”, se refieren a mentes “pequeñas” que discuten sobre “los demás”.

Quienes hablan de las personas como un fin en sí mismo son superficiales. Desafortunadamente, un buen segmento de los medios de comunicación, y de la población en general, se dedica a hablar sobre personas. Por un lado, las revistas sensacionalistas y los sitios de chismes de celebridades tienen un público amplio, que sigue las historias que ahí se publican como si fuera el objetivo central de sus vidas. Pero también vemos esta liviandad en la discusión política, cuando se recurre a seudo-argumentaciones repletas de falacias. Una de aquellas es la falacia o argumento ad-hominem. Quienes recurren a esta falacia cuestionan la veracidad de un argumento fundamentándose en su procedencia. No refutan el argumento, sino que lo atacan por algún factor referente a la tendencia política, color de piel, género u origen de quien lo defiende.

Este tipo de mentes pululan en las redes sociales. En el mundo hiper-conectado de hoy son comunes los ataques personales y las campañas de desprestigio. En línea, es frecuente encontrar personas que se humillan mutuamente o se atacan entre sí. Peor aún, abundan quienes apoyan ese comportamiento y se unen al ataque, en lugar de ponerse en un nivel superior.

Las mentes promedio discuten acontecimientos

Cuando pasamos de discutir sobre las personas a hablar de los acontecimientos, aumentamos la profundidad de nuestro análisis. Al hacerlo, agregamos un elemento de objetividad, ya que ahora se examinan los hechos, las cifras y los sucesos. Sin embargo, el mero hecho de hablar sobre acontecimientos no nos hace más inteligentes, ya que al constatar un hecho no estamos entendiendo nada en algún nivel más profundo.

Además, muchas noticias (dependiendo de dónde se viva) están fuertemente censuradas según la ideología y las alianzas del medio de comunicación específico. En algunos países, el gobierno controla completamente los medios. Entonces, cuando lees las noticias, en realidad estás leyendo una selección de aquellas noticias que se ajustan a lo que el medio de comunicación quiere que sepas, incluyendo a veces el filtro de comentarios y las estadísticas sesgadas. En vez de educarte, muchas veces lo que intentan hacer los canales de noticas es condicionarte.

Pero ese no es el único sesgo de los canales noticiosos. Estos tienden, en general, al sensacionalismo: buscan informar sobre lo impactante. Lo anterior ocurre, simplemente, porque las noticias impactantes atraen lectores. Como dice el refrán: «Cuando un perro muerde a un hombre, eso no es noticia, porque ocurre muy a menudo. Pero si un hombre muerde a un perro, eso es noticia». Este es un sesgo importante de los medios de comunicación. Todos los días hay montones de cosas que son susceptibles de ser informadas, incluyendo innumerables noticias positivas. Sin embargo, las historias que se publican finalmente son rara vez las más importantes. La prioridad en la publicación está puesta en las noticias negativas, sobre todo cuando estas generan miedo. Y al quedar atrapados por el miedo, el temor o la conmoción, nos perdemos el panorama general.

La ironía es que, al pensar que las noticias nos educan estamos aislando nuestras mentes y adquiriendo una imagen sesgada del mundo.

Las grandes mentes discuten las ideas

Llegamos al último tipo de discusión, al más elevado. Algunas traducciones de la cita del título en vez de hablar de grandes mentes se refieren a “mentes robustas” o “mentes brillantes”.

A medida que alguien siente más curiosidad por el mundo y mira más allá de lo que es inmediatamente visible, empieza a desenvolverse en el ámbito de las ideas.

Comienzan a hilar más fino, a hacer las preguntas que de verdad los conducirán por la senda del conocimiento de verdad. ¿Por qué se comporta la gente como hace? ¿Qué les impulsa? Y abordan los niveles inferiores del conocimiento con una curiosidad distinta: ¿Por qué ocurren cuestiones como los asesinatos, los tiroteos masivos, la guerra y los crímenes? ¿Qué podemos hacer para prevenir esa violencia?

La discusión de ideas implica no limitarse a tomar la información que se nos presenta, sino a profundizar. Esto lo hacemos buscando información complementaria y reflexionando, siempre apuntando a la meta última del conocimiento, cual es la comprensión de las causas profundas de cualquier sistema o evento que sea de interés. Las mentes que discuten ideas no se quedan en el qué, sino que intentan comprender el cómo, para alcanzar finalmente a entender los por qué. Las grandes mentes cuestionan las realidades y, de paso, la comprensión profunda de los fenómenos les abre espacio para, también, identificar soluciones a los problemas más urgentes del mundo.

¿Cómo desarrollar una gran mente?

La cita de Buckle y Roosevelt es, por supuesto, una generalización. Las grandes mentes discuten ideas, pero también, a veces, hablan sobre personas y acontecimientos. Las personas y los acontecimientos son a menudo ingredientes útiles en el debate de ideas. Podemos discutir sobre personajes ilustres como inspiración. A veces al hablar de personas de manera ejemplificadora logramos entendernos o comunicarnos mejor. Asimismo, hablar de los acontecimientos nos ayuda a establecer un mapa de la realidad que a la larga nos facilitará el aprendizaje sobre el mundo. Si algo acaba de ocurrir en mi vida y lo comparto con un amigo, eso forma parte de la conversación, de la relación con el otro, y puede ser la puerta hacia una conversación más profunda en torno a las ideas.

El problema surge cuando esa discusión sobre personas o acontecimientos es un fin en sí mismo. Hablar mal de los demás, cotillear o seguir las noticias de forma reactiva, no nos conducirá a ninguna parte. Quejarnos o hablar sin cesar sobre las personas o los acontecimientos no cambiará nuestras vidas ni nos hará más inteligentes. Pero centrarnos en ideas para el cambio, sí lo hará. Especialmente si en el proceso se nos van abriendo oportunidades de aporte para mejorar nuestro entorno y el mundo en general.

4 tips para tener una gran mente

  • No te fíes de lo obvio. Profundiza para entender lo que hay debajo de la superficie.
  • Amplía tu mente. No te limites a seguir las noticias. Hay un mundo de conocimiento ahí fuera. Expande tu mente para empaparte de todo tipo de información desde todos los rincones de la web, favoreciendo los sitios con artículos que te hagan pensar. Lee libros, conversa con personas que habiten el mundo de las ideas.
  • Aléjate de los cotilleos. Aunque la gente pueda cotillear sobre ti, eso no significa que tú tengas que cotillear sobre ellos. Piensa siempre en lo que puedes hacer para ayudar a los demás. Habla de la gente porque te importa. Cuando hagas una crítica, hazla de manera constructiva, centrándote en el problema y no en la persona, sin atacar a nadie.
  • No hables de los acontecimientos como un fin en sí mismo. Compréndelos. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuándo empezó esto? ¿Qué lo está causando? ¿Qué podemos hacer al respecto? No te quedes en los qué, sino que intenta comprender los cómo, para alcanzar finalmente a entender los por qué.
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