Inicio » Contenido » Las emociones están sobrevaloradas

Las emociones están sobrevaloradas

“Las emociones están sobrevaloradas” es el título de uno de los capítulos de El sutil arte de que te importe un carajo. En su éxito de ventas, el bloguero y escritor Mark Manson habla sobre la superación personal de una manera que se desvía radicalmente de la típica literatura de autoayuda. Eso es, probablemente, lo que explica su rotundo éxito, con más de 14 millones de copias vendidas.

Mark Manson efectivamente cree que tenemos un problema con la comprensión del rol de las emociones en nuestra vida. ¿Pero a qué se refiere por emociones sobrevaloradas? Brian Rose, CEO de LondonReal, tuvo la oportunidad de preguntárselo directamente.  

Brian Rose: Me refiero a las emociones, porque […] dices que están sobrevaloradas. Pero, ¿a qué te refieres con eso?

Mark Manson: Creo que les ponemos demasiado énfasis, ¿sabes? A menudo la gente dirá, «bueno, me salté el trabajo, pero estaba realmente cabreado porque alguien me dijo algo, así que …» lo que sea. Es que, bueno, no importa que estés cabreado. Tienes una obligación, tienes un compromiso ¿sabes? Tienes que presentarte, aunque estés cabreado. El mundo no se detiene porque estás cabreado. Y creo que cuando damos rienda suelta a nuestras emociones y las vemos como justificaciones válidas para ciertos comportamientos, en realidad, nos creamos peores problemas.

Mark Manson en entrevista con Brian Rose

En otras palabras, Mark sostiene que, en el proceso de reconocer la importancia de las emociones, les hemos dado un énfasis tal, que todo el resto de la vida social queda relegada. Recalca: “Las emociones son parte de la ecuación de nuestras vidas, pero no son la ecuación completa”.

Hemos aprendido que las emociones son importantes, pero no hemos aprendido para qué o por qué están ahí. No hemos aprendido a gestionarlas y a usarlas para nuestro propio provecho y, al contrario, a veces su visibilidad mal administrada nos puede rebotar en contra. El autor nos explica:

Las emociones evolucionaron para un propósito específico: ayudarnos a vivir y reproducirnos un poquito mejor. Eso es todo. Son mecanismos de retroalimentación que nos dicen si algo es probablemente bueno o malo para nosotros. Ni más ni menos.

Así como el dolor que nos produce tocar una estufa caliente nos enseña a no volver a hacerlo, la tristeza de estar solo te enseña a no repetir las mismas conductas que te hicieron sentir esa soledad. Las emociones son simplemente señales biológicas diseñadas para mostrarte la dirección hacia el cambio benéfico.

Mark Manson, El sutil arte de que te importe un carajo

A lo largo del capítulo (y también en otras publicaciones en que habla de lo mismo), Manson insiste en que no pretende negar el sufrimiento ni recomendamos que lo neguemos.

A muchas personas les enseñan a reprimir sus emociones por varias razones personales, sociales o culturales, en particular las emociones negativas. Tristemente, negar las propias emociones negativas es negar muchos de los mecanismos de retroalimentación que le ayudan a una persona a resolver problemas. Como resultado, muchos de estos individuos reprimidos sufren al lidiar con sus problemas a lo largo de sus vidas. Y si no pueden resolver problemas, entonces no son capaces de ser felices. Recuerda, el dolor tiene un propósito.

Mark Manson, El sutil arte de que te importe un carajo

Las emociones negativas, nos dice Manson, son señales que se deben atender y que indican hay un problema no resuelto, un problema que quizá, incluso, ni siquiera hemos sido capaces de reconocer porque está escondido en nuestro inconsciente. Esta señal, esta alarma que detona una emoción negativa, nos indica “manos a la obra, hay que trabajar para resolver esto”.

En otras palabras, las emociones negativas son un llamado a la acción. Cuando las percibes, es porque deberías hacer algo.

Mark Manson, El sutil arte de que te importe un carajo

Las emociones positivas, por otra parte, son el premio que recibimos cuando logramos la resolución del problema a través de una acción efectiva. Pero su efecto es transitorio porque la vida prosigue y a los antiguos problemas siempre se seguirán nuevos.

Las emociones positivas, por el otro lado, son recompensas por haber realizado la acción apropiada. Cuando las experimentas, la vida parece sencilla y no hay nada más que hacer, que disfrutarlas. Entonces, como todo lo demás, las emociones positivas se diluyen, porque inevitablemente surgen más problemas.

Mark Manson, El sutil arte de que te importe un carajo

Dos tipos de emociones sobrevaloradas

Mark Manson identifica dos vías a través de las cuales se sobrevalora la emoción: el razonamiento emocional y la sobreidentificación. A continuación te hablaremos de cada una de ellas.

El razonamiento emocional limita la comprensión del mundo

Manson reconoce un problema profundo en relación con la lectura que estamos haciendo de nuestra experiencia emocional. No estamos entendiendo las emociones como señales sino como portadoras de verdades incuestionables. Eso es el razonamiento emocional: un proceso cognitivo por el cual damos forma a nuestra realidad en base a cómo nos sentimos. Es una forma de auto-sabotaje, una trampa habitual que nos tiende el cerebro, dejando de lado nuestra capacidad de análisis y reflexión. Esta trampa nos lleva actuar en muchas ocasiones en contra de nuestros intereses.

Sólo porque algo se siente bien no significa que sea bueno. Sólo porque algo se siente mal no significa que sea malo. Las emociones son simples señalizaciones, sugerencias que nuestra neurobiología nos proporciona; no son mandamientos. Por ese motivo no siempre deberíamos confiar en nuestras emociones. De hecho, creo que deberíamos crear el hábito de cuestionarlas.

Mark Manson, El sutil arte de que te importe un carajo

Y en esto Manson no está solo. La denuncia está vigente en otras obras de impacto. Jonathan Haidt y Greg Lukianoff, autores de La Transformación de la Mente Moderna, presentan el razonamiento emocional como uno de los tres falsos pilares sobre los que se construye la mentalidad actual.

Haid y Lukianoff la denominan la “falsedad del razonamiento emocional o confía siempre en tus sentimientos” Quienes construyen su realidad en base a esta falsedad permiten que la intuición emocional triunfe sobre la razón y la verdad. Los autores sostienen que las nuevas generaciones creen, a veces para su propio perjuicio que, si tu intuición te indica que algo es incorrecto, entonces es incorrecto, aun cuando la evidencia y la razón indiquen lo contrario. La glorificación del razonamiento emocional en detrimento del pensamiento crítico y la reflexión.

Sobreidentificarse con las emociones no vale la pena

Otro problema que describe Manson es el de la sobreidentificación con las emociones. Se refiere a situaciones en que la intuición emocional es el único promotor de la toma de decisiones, dejando de lado el razonamiento y la reflexión.

Luego están aquellos que se sobreidentifican con sus emociones. Todo está justificado sólo porque lo sintieron. “Uy, rompí tu parabrisas, pero estaba verdaderamente enojado, no lo pude evitar”, o “Dejé la escuela y me mudé a Alaska porque sentí que era lo correcto”. La toma de decisiones basada en la intuición emocional, sin la ayuda de la razón para mantenerla a raya, generalmente es un asco. ¿Sabes quiénes basan sus vidas enteras en las emociones? Los niños de tres años. Y los perros. ¿Sabes también qué hacen los niños de tres años y los perros? Se hacen popó en la alfombra.

Mark Manson, El sutil arte de que te importe un carajo

¿Por qué falla la estrategia de sobreidentificarse, obsesionarse y sobreinvertir en la emoción? Manson nos explica que el problema es que nuestras emociones son transitorias. Y son transitorias porque siempre buscamos más: “una casa nueva, una nueva relación, otro hijo, un aumento de sueldo”. Aún así, a pesar de nuestro esfuerzo, nunca dejamos de sentirnos insuficientes.

Entonces, nos encontramos caminando por la vida en una “caminadora hedónica”: siempre trabajando con ahínco para cambiar nuestra situación de vida, pero sin sentirnos, nunca, diferentes. Nuestros problemas, indica Manson, son repetitivos e inevitables.

La persona con la que te unes en matrimonio es la persona con la que peleas. La casa que compras es la casa que reparas. El trabajo perfecto es el trabajo que te estresa. Todo conlleva un sacrificio inherente: lo que sea que nos hace sentir bien inevitablemente nos hace sentir mal. Lo que ganamos es también lo que perdemos. Lo que crea nuestras experiencias positivas definirá nuestras experiencias negativas.

Mark Manson, El sutil arte de que te importe un carajo

¿Cómo avanzar, entonces?

Cuestiona tus sentimientos y creencias cada vez que debas tomar una decisión. La forma correcta de actuar, en un momento dado, no siempre es la que la emoción mandata.  Es importante reconocer que la realidad debe interpretarse con más herramientas que la pura emoción. Además de atender a la intuición, debemos usar la razón, escuchar las opiniones diversas y tener en cuenta a la evidencia.

Sobreinvertir en la emoción simplemente no vale la pena. No sobreinviertas. La felicidad total, el alivio permanente del sufrimiento y la satisfacción completa con nuestras vidas son objetivos inalcanzables. Un objetivo de vida mucho más alcanzable es dar significado a nuestra vida. Las emociones y sentimientos, en ese proceso, significarán lo que tú les permitas que signifiquen.

Elige tu lucha. Decide por qué estás dispuesto a jugártelas. Eso que elijas, traerá consigo emociones negativas y positivas que hay que acoger. Pregúntate: para lograr ese significado que busco ¿qué dolores estoy dispuesto a aceptar?

¿Te interesa seguir aprendiendo?, te recomendamos nuestros artículos relacionados:
- La sobreprotección de la mente moderna.
- La cultura de la cancelación del debate.
- El fin de la era de la razón, retrato de una época que se parece escalofriántemente a la actual.