Jonathan Haidt y Greg Lukianoff en su libro La transformación de la mente moderna se refieren a la sobreprotección de las mentes que imperaría en varios países occidentales. Esta sobreprotección sería fruto de, entre otras cosas, la sobreprotección en las familias, de padres a hijos, fenómeno que ha permeado hacia el sistema educativo, incluyendo la universidad.
Los autores se refieren a la tendencia moderna a aislarse del desacuerdo, el riesgo y la adversidad. Y argumentan que negarse a escuchar ideas con las que no se está de acuerdo, en nombre del daño, en realidad hace más daño al individuo y a la sociedad. En el video que sigue, Jonathan Haidt resume brevemente las motivaciones detrás de su obra.
En La transformación de la mente moderna, Haidt y Lukianoff identifican tres grandes falsedades en las que creen a pie juntillas los estudiantes de las nuevas generaciones:
1. Falsedad de la fragilidad o lo que no te mata te hace más débil, cuya prescripción es retrocede ante las dificultades y la diferencia, tápate los oídos que si no puedes salir herido
2. Falsedad del razonamiento emocional o confía siempre en tus sentimientos. La prescripción asociada es que la intuición emocional triunfa sobre la razón y la verdad. Si tu intuición te indica que algo es incorrecto, entonces es incorrecto, aun cuando la evidencia y la razón indiquen lo contrario.
3. Falsedad de nosotros contra ellos: la vida es una batalla entre los buenos y los malos. La prescripción que entrega esta falsedad consiste en vivir y actuar suponiendo que, en todo orden de cosas, yo soy el bueno y ellos son los malos.
Cualquier persona que se preocupe por los jóvenes, la educación o la democracia debería preocuparse por esta tendencia a funcionar en base a estas tres falsedades. Nos tenemos que preocupar porque son falsedades, y una sociedad motivada por ellas es una sociedad disfuncional.
El resultado es el que estamos viendo: una cultura de la cancelación consistente en la validación (y perpetuación) de la intolerancia y un distanciamiento del diálogo y el debate. Dialogo y debate son prácticas milenarias básicas para la cohesión social. Estos mecanismos para enfrentar las diferencias de opiniones de manera constructiva son, además, el motor del progreso. Diálogo y debate conducen a consensos y a trabajo conjunto, nos permiten construir objetivos comunes y trabajar colaborativamente.
Lo peor de todo es que las universidades, que históricamente han sido templos de la búsqueda de la verdad y del conocimiento, están cambiando de foco como resultado de esta nueva mentalidad. Las consecuencias de esto son dos. En primer lugar la producción de nuevo conocimiento se ralentiza o en algunas áreas francamente se ve reprimida. En segundo lugar, los estudiantes egresan sin las herramientas de antaño, relacionadas con el pensamiento crítico, el apego a la verdad, la capacidad argumental y la tolerancia.
La moralidad en la discusión pública
La siguiente cita, de J. S Mill, filósofo del siglo XIX, define lo que en ese entonces era la definición de moralidad en la discusión pública:
…rindamos honores a la persona que tiene la calma de ver y la honradez de reconocer lo que realmente sus adversarios son, así como lo que representan sus opiniones, sin exagerar nada de lo que les pueda perjudicar, y sin ocultar tampoco lo que pueda serles favorable. En esto consiste la verdadera moralidad de la discusión pública
John Stuart Mill. Sobre La Libertad
Esta definición de moralidad se diferencia de la actual, iluminada por las falsedades enunciadas más arriba. ¿Qué diría J.S. Mill si viajara en el tiempo y se encontrara con el mundo de hoy? ¿Cómo reaccionaría al conocer la realidad del debate actual? J.S. Mill hace dos siglos insistía, en su ensayo Sobre la libertad, que “la peor defensa que […] puede cometerse en una polémica es la de estigmatizar de peligrosos e inmorales a los que profesan la opinión contraria” Mejor dejémoslo descansar tranquilo en su tumba.
Si quieres ver una reseña del La Transformación de la Mente Moderna, te recomiendo el siguiente video. En este, Sergio Redondo comenta el fenómeno que denomina «de los ofendiditos» en España, y lo analiza a la luz de la obra de Haidt y Lukianoff.