Ganar sin Intentarlo, la escuela zen de artes marciales fundada por el maestro Bokuden, uno de los iluminados zen, cuyas historias en la Antología Zen de Thomas Cleary, giran en torno a la Vía de No Perder. Este cuento zen, que transcribimos a continuación, es un ejemplo más de la vía negativa, o vía de la sustracción, esa alternativa para aprender, evaluar y tomar buenas decisiones que te mostramos en otro artículo de Algo Poco. La vía negativa consiste, en pocas palabras, en centrar nuestros análisis en saber qué evitar, eliminando lo innecesario – el ruido. De esa manera ampliamos el espacio disponible para el desarrollo de aquello que sí nos es productivo.
La historia, que transcribimos a continuación, muestra también cómo pensar bien es una estrategia ganadora, por sobre la fuerza, las reacciones emocionales ansiosas y la ciega persecución del poder. El relato habla por sí mismo, por lo que te dejamos sin más con el cuento zen del maestro Bokuden.
Ganar sin intentarlo: un cuento zen
La Vía de Ganar sin Intentarlo fue una escuela de artes marciales fundada por un guerrero llamado Tsukahara Bokuden. Una famosa historia sobre él ilustra el nombre y la metodología de su escuela.
Una vez, en el curso de un viaje al este de Japón, Bokuden atravesó una bahía en una pequeña barca que llevaba a otros cinco o seis pasajeros.
Durante el viaje marítimo, todos los pasajeros estaban sentados en silencio, excepto un hombre grande y corpulento que hablaba en alta voz sin parar, jactándose de sus inigualables poderes en artes marciales.
Al principio, Bokuden intentaba dormitar, sin prestar atención al matón. Al final, sin embargo, cansado de la jactancia del hombre, Bokuden se volvió hacia él y dijo: «Bueno, hemos oído toda clase de historias tuyas, ¿verdad? Lo que no entiendo de ellas son los elevados relatos sobre artes marciales. Yo mismo he practicado artes marciales desde joven, ejercitándolas de acuerdo con las formas establecidas, pero hasta ahora nunca he pensado en intentar derrotar a nadie. Todo lo que he trabajado es cómo intentar evitar perder con cualquiera.»
Al oír esto, el hombre tosco preguntó:
«¿Qué escuela de artes marciales sigues?»
Bokuden respondió: «Ganar sin Intentarlo, o la Vía de No Perder»
El hombre replicó: «Si se trata de ganar sin intentarlo, por qué estás armado con dos espadas.»
Bokuden respondió: «Las dos espadas de «comunicar la mente por la mente» rompen el punto de engaño y cortan los brotes de pensamientos erróneos.»
Al oír esto, el matón desafió a Bokuden a un combate, diciendo: «Entonces, si tenemos un duelo, ¿ganarás sin intentarlo?»
Bokuden dijo: «En este caso, aunque la espada de mi corazón es una espada dadora de vida, en tanto que mi oponente sea un mal hombre, se convierte en una espada que maneja la muerte.»
Entonces, el hombre arrogante no pudo contener más su creciente cólera. Ordenó al barquero tomar tierra de una vez para que Bokuden y él pudieran salir.
Bokuden hizo subrepticiamente una señal al barquero con los ojos, y después dijo al fanfarrón:
«La línea de la costa es un puerto muy transitado, demasiado abarrotado para un duelo. Te enseñaré la Vía de Ganar sin Intentarlo Mediante No Perder, allá a lo lejos, en aquella isleta del promontorio que se ve allí arriba. Aunque estoy seguro que las demás personas de esta barca tienen prisa por llegar a su destino, si insistes tanto, podríamos igualmente tener un duelo.»
Así pues, el barquero remó hasta una isleta, a cuya costa saltó el matón, desenvainando su larga espada. Entonces, gritó a Bokuden: «¡Ven, ven! ¡Te rajaré la cara en dos pedazos!»
Todavía dentro de la barca, Bokuden contestó:
«Espera un momento. La Vía de Ganar sin Intentarlo nos exige calmar la mente.» Diciendo esto, Bokuden sacó sus espadas de su cinturón y se las pasó al barquero, tomando a cambio la pértiga de la barca.
Por un momento parecía que Bokuden iba a llevar la barca a la orilla; pero, de repente, dirigió la pértiga en sentido contrario y empujó la barca hacia el agua.
Al ver esta maniobra, el matón gritó: «¿Por qué no vienes aquí a la orilla?»
Bokuden dijo con una carcajada: «¿Por qué habría de hacerlo? Si tienes una queja, nada hasta aquí y te daré una lección para el camino. ¡Ésta es la Vía de Ganar sin Intentarlo!»