Matt Ridley, el escritor británico de difusión científica, autor de El Optimista Racional entre otros bestsellers, nos cuenta sobre su última obra Claves de la Innovación, recientemente traducida al español.
Innovación versus invención
Por innovación no nos referimos a la invención, o a las ideas iniciales asociadas a una mejora científica, sino a su proceso de implementación en un contexto concreto. En el capítulo del podcast Econtalk en que Russ Roberts entrevista a Matt Ridley, este se refiere a dicha distinción de la siguiente manera:
Y la forma en que distingo las dos palabras es que cuando se inventa un nuevo dispositivo, también debe estar disponible, ser asequible y confiable, y ese es el proceso de innovación. Y a menudo es un trabajo mucho más duro que el invento original. A veces, crear el primer prototipo es lo más fácil. Convertirlo en algo que la gente quiera y pueda pagar, y que la gente pueda conseguir es un trabajo realmente duro.
Hay una hermosa historia que solía contar Charles Townes, el inventor del láser, que ilustra bastante bien la diferencia entre invención e innovación. Dijo, hay un castor y un conejo mirando la presa Hoover y el castor le dice al conejo: ‘No, yo no lo construí, pero está basado en una idea mía’
Russ Roberts conversa con Matt Ridley sobre su libro en EconTalk
Innovación como proceso colectivo y colaborativo
La tesis de Ridley es que la innovación, motor del desarrollo y del progreso, sigue un proceso evolutivo muy similar al de los organismos vivos. Es un proceso colectivo y colaborativo de creación destructiva en el que son muchos los que participan y los aciertos sobreviven mientras los errores desaparecen en el olvido. El concepto de evolución asociado a la mejora tecnológica y la innovación no es nuevo. El filósofo Emile-Auguste Chartier, conocido como Alain, se refirió a este fenómeno ejemplificado en la evolución de los botes de pesca en Bretaña:
Cada bote es una copia de otro bote … Razonemos de la siguiente manera, como lo habría hecho Darwin. Es claro que un bote mal hecho acabará en el fondo del océano después de uno o dos viajes y nunca será copiado… Se podría decir entonces, de manera rigurosa, que es el océano mismo el que modela los botes, eligiendo a los que funcionan y destruyendo el resto.
Traducción del extracto citado por Daniel Dennet en From Bacteria to Bach and Back: The Evolution of Minds
El proceso innovativo es de prueba y error, lento, y los avances son en muchas ocasiones generados por personas “normales”, ajenas al quehacer científico. El innovador no es un genio solitario sino muchas veces un colectivo de personas que prueban alternativas en la búsqueda de la solución de un problema concreto y acuciante. El autor nos sigue contando en su entrevista con Russ Roberts, por ejemplo, que
Veintiún personas diferentes merecen crédito por haber creado la bombilla de forma independiente casi al mismo tiempo. Fue algo inevitable. Fue algo inexorable. Las tecnologías que se necesita combinar para hacer una bombilla estaban maduras: estaban listas para funcionar. Y entonces, Lodygin en Rusia y Swan en Inglaterra y varias otras personas, básicamente tuvieron aproximadamente la misma idea al mismo tiempo…
y continúa explicando que al parecer cada uno de los veintiuno arribó a la idea de manera independiente, sin extraer ideas o copiar otro. Sin embargo, Edison dio un paso más allá. A través de un proceso iterativo de prueba y error buscó encontrar un modelo de bombilla que no se apagase inmediatamente, sino que pudiera durar prendida un tiempo razonable.
Entonces dedicó una gran cantidad de horas o consiguió que sus asistentes dedicaran una gran cantidad de horas, probando diferentes materiales. Se probaron 5,000 materiales vegetales diferentes en la fábrica de Edison hasta que se les ocurrió un tipo particular de bambú japonés que hizo un hermoso filamento que funcionó muy bien.
Su proeza no estuvo en “inventar” la bombilla sino en innovar hasta encontrar una manera de transformarla en algo útil. En efecto, Ridley comenta que es muy probable que Edison, al decir su famosa frase “la invención es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración”, se hubiese estado refiriendo al proceso innovativo, proceso para el que todavía no existía una denominación exclusiva.
El mito del gran genio
En el libro Claves de la Innovación, Matt Ridley se refiere al “mito del gran genio” en el proceso de innovación insistiendo en que este es solo eso: un mito. Detrás de la innovación hay muchísimo trabajo invisible y anónimo, y muchas veces los avances no pueden atribuirse a un solo nombre.
De hecho, si Thomas Edison hubiera sido atropellado por un tranvía antes de que inventara la bombilla, igual tendríamos bombillas. A muchas otras personas se les ocurrió la idea. Si Sergey Brin nunca hubiera conocido a Larry Page, no lo llamaríamos Google, pero igualmente tendríamos motores de búsqueda; y quien consiguiera el motor de búsqueda más exitoso también sería multimillonario.
¿Quieres conocer más sobre Claves de la Innovación? A continuación, te dejamos dos vídeos subtitulados en que Matt Ridley presenta sus ideas principales.